
En realidad, es un medio para potenciar el aprendizaje y para hacernos realmente libres, pues aquel que tiene autodisciplina se puede liberar de esclavitudes como el capricho, la pereza o el conformismo; tiene en su mano un poder de valor incalculable: hacer lo que se propone, cumplir sus ilusiones, ir en busca de sus deseos y, en este camino, probablemente hacer de la persona un ser satisfecho de sí mismo y seguramente más feliz.
La indisciplina de los estudiantes no se reduce al ámbito escolar sino que también se experimenta en los hogares.
Los maestros y profesores desde su ámbito deben instruir también a los padres que es probable tampoco hayan tenido la oportunidad de haber sido educados adecuadamente. Para que sus alumnos lo respeten y no se olviden de él mientras hace su trabajo, debe primero ser una persona que se respeta a sí mismo; siendo justo, honesto, sincero y recto.
´´ No se puede enseñar donde no hay orden ni método´´.
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